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𝟎𝟗|     throwing punches


"   No entiendo como    duerme   con    su   conciencia
luego de las  atrocidades que atentó contra su familia.
Mucho menos entiendo como su madre y su hermano
lo   siguen   mirando   a    la   cara   todo  este tiempo."
[ Lord Patrick Lester contra sir Valetine Bane
en una de las cartas que nunca pudo abrir. ]

Durante sus años de estudio en Toulouse, entendió que los amigos eran una segunda familia.

Lo hizo de mala manera, casi a regañadientes cuando conoció al hermano de la marquesa, Silvain Mountbatten-Windsor, tropezándose con el entre los pasillos de la Universidad a punto de dejar caer su trabajo de toda la semana de no haber sido por el hombre quién evitó una tediosa caída. Pronto entablaron una rápida amistad que lo llevó a conocer a su melliza Sylvie, y en consecuencia ser recomendado por la mayor de todos, Genevive, hasta que los rumores se extendieran hasta los oídos del Rey de Francia.

Jamás iba a poder pagarles todo lo que habían hecho por el, la ayuda de personas que como bien había aprendido luego de todos los enojos de Syl — Eran una segunda familia.

Por eso, en consecuencia, a la mañana siguiente, la única imagen que hubo fuera de la residencia de Colin y su mejor amiga, fue la suya con un enorme ramo de flores que intentó esconder tras su espalda, enfundado en su mejor traje a sabiendas que su amiga, ademas de ser exigente, tenía poca paciencia cuando sabía que tenía la razón y no era escuchada.

Había planeado todo desde el primer minuto que había abierto los ojos. Recurrió aún en su pijama a Edith, la ama de llaves que llevaba en Lucky Hall años para que se encargase personalmente de recoger las rosas más hermosas de todo el jardín delantero en un ramo decente, y luego calmó a su madre cuando llegó a punto de asesinarlo, con la excusa de que eran para conseguir el perdón de su mejor amiga luego de todos esos días en donde ni siquiera había tenido la decencia de escribir — Claramente, no mejoró mucho para Mathilda.

La sirvienta de los Bridgerton que le abrió la puerta sin embargo, se sonrojó al verlo llegar, levantando el ramo de flores como si hubiera sido para ella antes de que se aclarara la garganta y le ofreciera una sonrisa de disculpa a la joven al otro lado de la puerta.

"¿Se encuentra Lady Bridgerton en casa?" la pregunta acabó causando estragos en la pobrecita, siendo algo desconcertante que un hombre se apareciera con un ramo de flores buscando a la señora de la casa, una dama que ocurría estar casada "Mi nombre es Sir Valentine Bane, un viejo amigo de la familia."

Clara confusión llenó su rostro mientras lo hacia pasar dentro de la casa, cerrando su puerta tras la espalda para dirigirlo al estudio de Colin donde le indicó que esperase hasta que le avisara de su llegada a Syl, y en consecuencia, luego de dejarlo solo, miró a su alrededor en búsqueda de las extrañezas de su amiga al momento de decorar la modesta vivienda que compartía con su esposo.

Los estantes se alzaban contra la pared empapelada de un bonito tono bordó y dorado repletos de títulos encuadernados del mas elegante material, muchos exclusivos o traídos de los múltiples viajes del menor de los varones Bridgerton que no encontraría en cualquier parte y le comieron las manos mientras agarraba un título que llamaba la atención. Se notaba que su amigo había cedido la decoración a su esposa, aprovechando los espacios en una armónica paleta de color que parecía ser un deleite para los ojos, observando los detalles del candelabro sobre su cabeza solo para elogiar los dotes de la marquesa.

"¿Crees que está bien desaparecer de la vida de tus amigos así como así durante al menos una semana?" había sido menos, sin embargo no se atrevía a cuestionar lo que Sylvie le dijo al momento que entró a la sala. Hubiera sido un error llevarle la contraria una vez más "Ni siquiera debería recibirte con lo indignada que he estado todos estos días contigo."

Se escondió tras las flores apenas escuchó su tono de molestia, emergiendo de entre medio de los pétalos con una sonrisa de arrepentimiento en un intento de ganársela a pesar de que su semblante delatara su mal genio.

"¿Podrías dejar de odiarme tan solo cinco minutos y volver a quererme como lo hacías antes?" preguntó antes de tender las flores entre el espacio que los separaba "Por que te extraño, y no tengo con nadie quién hablar de las estupideces que hace Mathilda para casarme con cualquier persona a este punto y el injustificado interés de la Señorita Castle apenas pongo un pie fuera de mi casa."

La castaña frunció el ceño al escucharlo, sin dar su brazo a torcer mientras estudiaba las flores que extendía frente a ella, aceptándolas de mala gana.

"Juro que las rosas de tu madre son las mas bonitas de todo Londres" gruño en tanto le pedía a una de las criadas que le trajera un jarrón con agua limpia "Pero esto no cuenta como un perdón, estoy lejos de perdonarte. No puedes comprarme con cosas materiales."

"Jamás intentaría algo semejante, me ofende tu manera de pensar" Una sonrisa atravesó los labios del caballero, observándola poner las tallos con cuidado de no pasarse a llevar con una espina "Pero si lo hiciera, no hubiera llegado solo con un ramo de flores, me tienes en muy poca estima."

Culpable como nunca, terminó por sacar la pequeña caja que mantenía escondida en su chaqueta, tendiéndole el pequeño regalo que había envuelto con una pequeña cinta morada para quedarse en su lugar expectante a su reacción. Pese a las quejas de Sylvie, la dama mantuvo aquel semblante negativo en tanto revelaba la pluma que había elegido en el mercado: Un delicado «SB» grabado en la punta fue suficiente como para que el disgusto de la castaña se esfumase, girando sobre sus talones para apreciar mas los detalles del mango de madera contra la luz.

"Supuse que ya era hora de me escribieras con una pluma digna de la realeza francesa, al menos una que no dejara manchas de tinta por toda la página" se burló de su correspondencia, siempre manteniéndose al tanto a pesar de los kilómetros que los separaban "Bien. Lo siento, Syl. Puedo no ver las cosas obvias, pero te aseguro que intento ser la mejor versión que puedo ser de mi persona, no es mi intención hacer que pierdas la cabeza en el entre tanto, sabes que siempre he buscado lo mejor para ti."

Cualquier persona que diga que las amistades entre un hombre y una mujer no existían, ciertamente no conocían a Sylvie y Val. Los brazos de su mejor amiga lo estrecharon en un abrazo bajo la mirada de reproche de los criados, y disfrutó de la tibieza del mismo, un abrazo que pareció reconfortarlo a pesar de odiar aquellas muestras de afecto que siempre surgían de la nada.

En realidad, discutir con su amiga era algo que poca veces se veía, podían tener infinitos desacuerdos sí, pero aquello no rosaba lo que había pasado desde la boda de su hermano, sin entablar una sola palabra solo para recordarle lo en contra que estaba de toda su visión del matrimonio y la vida en general.

"Tú mereces lo mejor en este mundo" le dijo ella a un volumen que solo pudo él pudo escuchar y le erizó los vellos del brazo — Últimamente todos le decían algo parecido, que merecía más de lo que tenía a pesar de que sintiera que era demasiado ya "Date una oportunidad a ti mismo, y deja que alguien más vea todas esas cosas buenas que yo veo en ti, Val. Nunca me cansaré de repetírtelo."

Quizo apropiarse de sus palabras. De la boca de Sylvie tenían tanto sentido que no podía ser capaz de ponerla en duda, menos cuando su amistad había nacido tan de la nada y le había dicho siempre lo que pensaba con toda la sinceridad del mundo: Tal vez, solo tal vez tenía algo de razón en sus palabras. En el hecho de tener que darse una oportunidad a sí mismo cuando se había esforzado por dejar atrás todo lo que lo afligía, por ser, efectivamente la mejor versión que sí mismo que pudo llegar a ser, el exitoso arquitecto que había luchado cada segundo de su vida para llegar hasta donde se encontraba en ese momento.

¿Cómo le había dicho antes de que se enojara? ¿El soltero codiciado de Londres? Solo le faltaba la confianza.

"Ahora escribiré lo mucho que te desprecio con la más hermosa caligrafía" celebró la francesa atrayendo su atención "¿Te quedarás a tomar el té con nosotros? Colin es insoportable cuando habla de sus negocios."

"¿Negocios importantes?" preguntó curiosamente con las manos en la espalda "Podría evaluar la situación si es que me ofrecieras un café. Yo y el té somos declarados enemigos."

"Cómo podría olvidarlo" rodó los ojos en blanco al recordar su aprensión contra el té europeo, pidiéndole a uno de los criados que fuera a la cocina por una taza de café tal como le gustaba, con algo de leche y un terrón de azúcar "Supongo que es importante, te mentiría si es que te digo que lo sé. Lleva hablando con Lord Lester toda la mañana en jeroglíficos, y si continúa cómo va, me aterra a que esto se extienda a la tarde; tienes que salvarme."

Patrick Lester.

La mención de Patrick detuvo su corazón varios momentos en su pecho, despareciendo entre medio de una nube de incógnitas que no iban a tener respuestas inmediatas: ¿Se había quedado durante más tiempo de lo esperado? ¿Era negocios en serio o una excusa para hacerle la vida imposible al notar lo importantes que eran Colin y Sylvie para él? Creyó que su estadía había acabado con el término de la boda de su hermano, sin imaginar que en realidad estaba recién comenzando.

Resistió las ganas de contarle todo al caminar a su lado, de revelarle que Lord Lester era el peor negociante de la tierra y que lo odiaba a él y a toda su familia luego de lo mucho que se había esforzado en hacerlo sentir miserable toda su vida, pero se quedó a su lado sin decir una palabra, incapaz de abrir la boca para decirle todo lo que había pasado sin omitir un solo detalle.

¿Podría culpar a un hombre de buscar la justicia? En la historia, el debía de ser el villano, y Lester el héroe que buscaba dejarlo tras las rejas luego de gozar de la libertad tanto tiempo — No importaba si es que había sido lo suficientemente joven para lavarse las manos con su responsabilidad, si no que estaba consciente de sus errores y de alguna manera, tenía que pagarlos.

"¡Valentine!" la emoción de Colin llenó la sala para que su acompañante cayera en el silencio, levantándose de la mesa donde se había instalado para abrazarlo apenas entró para divisar el antes de divisar el cabello rubio de Lester "¡No sabes lo bueno que es verte por aquí! Sabía que ibas a quedarte en Londres mi gran amigo."

"Estoy trabajando para mi tía por un par de semanas" contestó feliz de la emoción del esposo de su amiga al verlo "Nada de otro mundo."

"En realidad es de otro mundo" negó el castaño pasándole un brazo por el hombro "Sir Valentine Bane, el maravilloso arquitecto que decide bendecirnos con su presencia. Escuché que estabas en busca del matrimonio porque estás muy solo allá en París, y déjame decirte que planeo ayudarte en cada minuto."

"Escuchar o leer, al parecer no importa como, el chisme siempre llega" alegó la castaña rodando los ojos al escuchar como se molestaban entre ambos, sentándose en el asiento que antes había ocupado para retomar lo que había estado haciendo antes de que el Barón llegara "Val no esta buscando esposa, Col, ya te lo dije. No creas todo lo que te dicen, hablamos de Val."

"Sir Lester," no pudo seguir ignorando al elefante en la habitación por más que pudiera intentarlo, empujando sus aprensiones para actuar con la mayor naturalidad posible, sin perder esa educación al hablarle al esbozar una sonrisa "Veo que decidió quedarse en Londres igualmente."

"Barón Bane" era esa sonrisa maliciosa lo que lo sacaba de quicio, como si estuviera esperando el momento exacto para destapar la olla y así contar todas las cosas que había hecho en un eterno vómito verbal "Tenía que acabar mis negocios con Lord Bridgerton verá usted. Planeaba asentarme el resto de la temporada aquí, Londres ha sido demasiado amable con este viejo americano."

Resistió el impulso a rodar los ojos, felicitándose a si mismo por la capacidad de fingir que cada vez controlaba mejor.

"Me alegra por usted" mentira, en realidad solo quería advertirle a Colin que diera marcha atrás en cualquier acuerdo pactado, rogarle que por su propia salud mental no siguiera interactuando con aquella vil personificación de su Vendetta "Los Bridgerton son una de las familias más importantes de por aquí, y estoy seguro de cualquier negocio dará buenos frutos para ambos."

Una sonrisa cínica atravesó los labios del hombre sentado al otro extremo de la sala. Había despegado la mirada de entre los papeles en la mesa sin esperar su llegada, luciendo complacido al poder – Por fin, compartir con los cercanos del Barón sin que este se levantara de la mesa, y para el arquitecto, aquel pensamiento en su cabeza solo se tradujo al sudor presente en las palmas de sus manos.

¿Qué cosas podría decirles? ¿Sería capaz de desmentir todo lo que dijera para manchar su nombre? ¿Tenía la respuesta para todo?

"Mi familia ha esperado un negocio beneficiario hace aproximadamente 15 años, si me lo permiten decir" su manera de hablar era tan agradable, tan en control de si mismo que casi olvidaba que se trataba de su familia de quién hablaba entre líneas, los tratos que nunca surgieron de sus padres que llevó a los Lester a la ruina "Era momento de un rayo de buena suerte."

"Espero que con rayo de buena suerte se refiera a nosotros, Lord Lester" bromeó Colin, le gustaba la manera en que discutía de su economía con la la marquesa, incluyéndola en sus negocios y decisiones importantes como si hubiera sido una par antes de lo que la sociedad le exigía "Por que después de esto, seremos los exportadores de Jade más importantes en todo Reino Unido."

"Por favor dígame Patrick, a estas alturas seremos prácticamente socios en nada."

Su entrecejo se frunció tratando de unir las cuerdas a todo lo que su amigo decía — ¿Se refería a los yacimientos que había dicho en Pekín? Cada una de sus interacciones con el americano lo dejaba en un estado de catástrofe absoluta, cuestionándose cada parte de su persona convencido de que no había nadie peor.

"¿Vas a quedarte en Londres para siempre junto a mí?" irrumpió Sylvie en sus preocupaciones con aquella sutileza que compartían al necesitar comunicarse en situaciones que requiriesen mas seriedad "Podrías acomodarte en la habitación de huéspedes en el ala oeste de la propiedad, se lo mucho que odias estar con tu madre cuando te insiste en casarte y nadie te molestaría."

"Tú serias suficiente molestia" se burló ganándose un clásicos codazo de la francesa que inmediatamente llego junto a el dolor "Esta bien, lo retiro. Me diste en la costilla."

"Bien, entonces quédate con Mathilda" alegó "De cualquier manera me daba pena pedirle a las criadas que lavaran tu ropa interior, no puedo matarlas con el mal olor."

"¿Esas son las palabras de una dama?"

"La mejor que conoces" se encogió de hombros antes de mirar al resto de los varones en la sala "Continúa así y te tomará mucho mas trabajo que una bonita pluma."

No pudo evitar reír ante sus repentinas ocurrencias. La presencia de Sylvie era tanto una oleada de paz como una espina clavándose en la piel ante la presencia tan indeseada de Patrick. No le interesaba el jade que poseyera, ni lo mucho que necesitaba hacer negocios para recuperar la economía de su familia, lo único que le importaba era su vuelta a Estados Unidos junto la fecha exacta en que se iría, al menos así dejaría de estar a la luz de la incertidumbre cuando no tenía idea de qué le diría a la gente sobre él o cuándo lo haría.

Y si había algo que el Barón Bane despreciara, eso era en efecto, no entender que rayos estaba pasando.

"Disculpa mi atrevimiento Col, ¿Pero crees que podría robarme a tu esposa por unas cuantas horas?" la pregunta tomó tanto a la dama a su lado como al hombre de sorpresa, ignorando las miradas que exigían una explicación de parte de Sylvie. Nadie más que Sir Valentine Bane podía proclamar haber robado la esposa de un Bridgerton y seguir vivo como para contarlo, en especial por la historia que mantenía con Colin. "La Reina Charlotte ha montado una galería de arte en el palacio y he recibido una invitación esta mañana para asistir durante la tarde" — "Solo la sacaré de casa unas cuantas horas, la devolveré a casa para la noche sana y salva."

"Por supuesto" antes, aquello hubiera significado una guerra, celos de parte del castaño y todo un tema que ya habían dejado atrás "Pediré que preparen el carruaje. Podemos encontrarnos allá luego."

"Si claro Val, estaría encantada de ir contigo. Gracias por preguntarmelo" ignoró las palabras de Sylvie a su lado, sin quitarle la mirada de encima al Lord que a pocos metros de él no dejaba de esbozar una sonrisa de diversión, como si su miseria fuera lo único que necesitaba para seguir "¿Desde cuándo te interesan las galerías de arte?"

No le interesaban en lo más absoluto. Se solía llevar mal con los artistas al considerar que eran el epitome del ego, evitando galerías y lugares concurridos por hombres que se llamaban la boca diciendo que su trabajo no era como ningún otro — Con la excepción de Benedict Bridgerton claramente, pero él era un tema aparte.

No le interesaban, pero eso no lo detuvo a lanzar la idea por pura desesperación, pues no le importaba cómo, pero iba a sacar a su amiga de ese maldito lugar.

Lo más lejos posible de Lord Patrick Lester.




"¿Crees que las damas se te acerquen estando conmigo? Eres oficialmente mi escolta" pensó la marquesa en voz alta para hacer que la mirase de reojo sin entenderla "Seguramente pensarán que como siempre soy una come-hombres, ¿Te imaginas si Lady Whistledown existiera aún? Viuda Negra: De vuelta a los viejos hábitos."

"Syl" llamó su atención cómo un padre harto de su hija, negando con la cabeza al atravesar el salón de su brazo en tanto miraba a sus alrededores en busca de alguien más que la hubiera escuchado además del hombre que los conducía al salón donde habían montado una improvisada galeria "Ni una pizca de filtro, como siempre."

El palacio St James no tenía punto de comparación con Versalles, caminando por entre medio de los apoteósicos candelabros de oro y arte enmarcado en las paredes de Reyes que habían ocupado el mismo palacio, el esposo de la Reina Charlotte, su padre o su tatara-tatara abuelo, hasta llegar a ella misma pintada entre medio de sus perros.

El lugar carecía de aquella elegancia francesa que le encantaba, perdiendo magnánimamente ante los detalles  de Versalles que él mismo había ayudado a construir. Tal vez ese era el ego de un arquitecto, algo tan banal como que sus detalles fueran mucho más elevados de quien fuera quién hubiera construido ese lugar.

"Aprovechando este momento de privacidad, ¿Me dirás que es lo que sucede con Olivia Castle?" la pregunta quedo suspendida en el aire, haciendo que su entrecejo se frunciera sin entender.

"¿Qué es lo que sucede con la Señorita Castle?"

"Unas cuantas cosas que se han estado comentando y he tenido el placer de escuchar" se encogió de hombros antes de arreglar su vestido frente el espejo al final del largo pasillo, la tela de terciopelo y las joyas que había heredado de su familia o regalos de boda contrastando entre su pálida imagen "Algo sobre haber sido visto paseando en la feria del brazo, incluso una mención especial a que parecían muy unidos y que por eso ninguna otra dama se acercó a hablarte: ¿Me perdí de algo importante?"

Comenzó a reír al escucharla, atrayendo la atención del hombre que los dejó frente a la puerta para mirarlo con una mueca de desaprobación, sin embargo, mientras se agarraba el estómago divertido por sus ocurrencias.

"Dios, no tienen idea de que otra cosa inventar" bramó al calmarse. Hace tan solo unos días hablaban sin parar de sus intenciones con Eloise Bridgerton, y ahora todo giraba en torno a Olivia y él a pesar de estar lejos de que algo sucediera "Estaba en el mercado con mi madre, pero Mathilda me abandonó y apareció Olivia. No tengo ningún interés en ella, en realidad, quería decirle que me podía dejar en paz, pero se veía muy emocionada y no quería ser descortés."

"Bueno Val, estas son las cosas que suceden cuando decides ser amable" antes de que pudieran anunciarlos, la marquesa arregló su corbatín como siembre lo hacia, murmurando algo de que sus nudos eran un insulto para cualquier caballero, tomándolo de la mano solo para crear más confusión en la gente.

¿Qué irían a decir ahora? ¿Que Sylvie ya no estaba interesada en Colin y que ahora estaba detrás de él? ¿Una separación a la vuelta de la esquina? La sola idea le hizo reír para sus adentros, entrando a la sala con un enorme suspiro de preparación para encontrarse con el resto de la aristocracia paseando del brazo entre los cuadros de distinto tamaño y las distintas esculturas que había traído de varias partes de Europa. Reconoció el trabajo de algunos pintores franceses que conocía por sus conexiones con la corona, y se mantuvo del brazo de su mejor amiga comportándose de la mejor manera que podía.

Los negocios de Patrick y Colin eran un pensamiento que lo atormentaba. A pesar de cualquier cosa, la emoción de su amigo estrechándole la mano convencido de que una piedra preciosa cambiaría todo el curso de su vida le daba escalofríos. Era aterrador pensar que el caballero se infiltraba en la familia solo para aumentar su nerviosismo, que sus intenciones de exportar jade eran solo una excusa que le servía para unirse más a los Bridgerton y hacerle saber que estaba dispuesto a arruinar toda su vida.

Se quedó pensándolo al caminar del brazo de la marquesa, dejando que fuera ella quien lo dirigiera entre los pasillos y le conversara de todos los cuadros que le gustaban sin interrupciones — Casi como volver a la universidad, en los tiempos que sus compañeros lo molestaban por pasar tanto tiempo con una mujer, convencidos de que estaba enamorado mientras se paseaba por París del brazo de una Mountbatten-Windsor y su mellizo.

Y es que sí, a pesar de su efímero enamoramiento hacia su mejor amiga en sus mejores momentos, los sentimientos se desvanecieron al notar que no estaban hechos el uno para el otro. Nunca le molestó pasar tiempo con una mujer a pesar de las molestias de sus compañeros, lo que sí le hervía la sangre, al contrario, era que pensaran que Sylvie tenía alguna especie de impedimento intelectual por su género, mas cuando podría haberles pateado el trasero en cualquier temática escolar a cualquiera de sus demás pares.

A pesar de tener ciertas aprensiones por la nobleza y aquellos estúpidos títulos y reglas de etiqueta, el arquitecto mostró su respeto ante la Reina Charlotte cuando se arrodilló frente a su trono improvisado con una reverencia. A los reyes en general les gustaba la devoción, y por lo mismo, el hombre no dudo en mostrar los frutos de aquella educación en la que su madre había gastado gran parte del dinero de su padre, y se presentó frente a ella con la misma sonrisa de galán que seguramente hubiera causado estragos Olivia Castle, parándose cerca de Sylvie antes de hablar.

"Quería agradecerle personalmente aquella maravillosa invitación que recibí en mi residencia hoy, su majestad" de cerca, parecía una obra de arte más entre su complejo vestido y enorme peluca, combinando con las flores coloridas a su alrededor que aportaban a ese aire etéreo que buscaba. "No es una sorpresa que la Reina tenga tan buen gusto y decida compartirlo con el resto. Es usted muy amable con sus subditos, mi dama."

"Sir Valentine Bane," una sonrisa se formó en su rostro de la mujer, removiéndose en su silla solo para verlo mas de cerca "El famoso arquitecto del Rey de Francia" comentó sopesando las palabras antes de volver a hablar, parecía que el Barón era la diversión que había estado esperando en el día "Dígame, ¿Qué es lo que opina de mi palacio de Vacaciones? ¿Esta a la altura de arquitecto de Francia?"

"Opino que el arquitecto hizo un excelente trabajo en convertir esta propiedad en un verdadero paraíso" había estado preparado para esa pregunta desde que lo pensó en el carruaje, encontrando las palabras perfectas para el momento a pesar de que ninguna fuera verdad "Tal vez pueda necesitar ciertos arreglos que vienen con el paso del tiempo, corregir algunas pequeñas fallas que nadie nota, pero la realidad es que es una construcción digna de la corona inglesa, mi estimada Reina" — "Nada que deba envidiar de París, su arquitecto esta más a que a la altura de Versalles."

"Que nadie nota más que usted, dirá" Charlotte pareció insatisfecha con su respuesta, mirando el yacimiento que definía como su propiedad con algo de recelo "Me temo entonces que deberé ofrecerte una mejor oferta de la que Luis le está haciendo para que trabaje para mí, Sir Bane. Me vendría bien una mirada joven que dirigiera los proyectos de Buckingham esta temporada, he estado pensando en establecernos ahí de manera definitiva y necesito de un arquitecto de su calibre."

"No sabe cuánto me halaga, su majestad" sus mejillas se encendían descontroladas en el segundo en que alguien aludía a su trabajo, la calidad de su arquitectura "Pero no podría dejar París hasta cumplir con lo que he pactado previamente con su majestad el Rey Luis. Soy un hombre de palabra que reconstruirá lo previamente pactado y ayudará a convertir París no solo una maravilla arquitectónica, si no el trabajo de mi vida, pero no tendría problema alguno en ayudarla luego de eso, o recomendar a uno de mis colegas que confío hará su mejor trabajo."

Nadie rechazaba a la Reina, eso hubiera dicho su madre en tanto era invadido por el repentino silencio de Charlotte quien parecía sopesar sus palabras.

"Me gusta su sentido de lealtad, Barón Bane" pareció apreciar su sinceridad en tanto volvía con un repentino buen humor al hablar "Estaré feliz de recibir sus recomendaciones, estoy segura que será alguien que iguale su talento y haga de Buckingham el mejor palacio de toda Europa" agregó "De igual manera, espero que cuando los planos de su colega estén listos sean vistos por usted, claramente, si Francia lo tiene, es opinión es imprescindible para mí, busco conseguir algo similarmente progresista."

"Puede contar con eso, su majestad" una nueva oleada de pertenencia lo golpeó de la nada, en toda su vida, nunca se había presentado ante la Reina para ahora ser recibido como un extraño quien recibía nada más que elogios "Me aseguraré de que así sea."

El apretón de Sylvie en su brazo pareció volverlo a la vida, excusándose de la presencia de la Reina para escapar con ayuda de la dama a su lado.

"No quería decirlo frente a la Reina, pero dudo que pueda haber un arquitecto que pudiera superar tu trabajo en París" a pesar de la manía de ser poco discreta, esta vez, la marquesa logró ser lo suficientemente sutil al decirlo por lo bajo, logrando que su nerviosismo no disminuyera al alejarse de Charlotte "Te lo digo en serio, convertiste Versalles en una obra de arte, y no me hagas comenzar con el Arco del Triunfo y tus ayudas para el Louvre, Val, por que así no voy a terminar nunca. Yo que tu empiezo a buscar alguna recomendación decente, por que yo no conozco a nadie parecido a ti."

No es que llorase con frecuencia, pero ahí en medio del salón consideró hacerlo. Tal vez lo que necesitaba era expresar todos esos sentimientos que tenía en el pecho.

"¡Oh mira!" lo llamó la castaña repentinamente luego de dejar a la Reina atrás, moviéndolo del brazo antes de apuntar hacia delante "¡Ahí esta Eloise! ¡Vamos a saludarla!"

Fue tan repentino, que difícilmente tuvo tiempo como para sopesar las palabras de Sylvie al momento en que se emocionaba indiscretamente y saludaba a su cuñada a lo lejos, y es que lo último que necesitaba en ese momento, era perder nuevamente la cabeza por culpa de sus emociones cuando ya caminaba en cuerda floja.

No, en vez de eso se quedo plantado en su lugar, suplicándole con los ojos que no lo hiciera, que no lo arrastrara al único lugar donde podría haber muerto de felicidad, no obstante, la francesa obstinada como nunca, terminó tirando fuertemente de su brazo sin darle espacio a quejas de su parte ni piedad como para crear alguna excusa creíble que le permitiera no acercarse a la Señorita Bridgerton y no fuera a despertar las sospechas de Sylvie de
por medio.

Terminó por no oponer resistencia en su empuje, a pesar de que no le faltaban las ganas para dar marcha atrás en tanto miraba a las demás personas en la sala. Muchos nobles miraban el arte y muchas veces algunos miraban en su dirección o a Eloise, tal vez en búsqueda de sus hermanos o algún otro familiar Bridgerton que pudieran encontrar por el palacio — Gregory comenzaba a hacer de las suyas ahora que era lo suficientemente grande como para entender que alguna vez tendría que casarse, atrayendo constantemente la atención de los demás.

Pero dudaba que ahora se tratase de Gregory. No, ahora se trataba de él y todos esos rumores que corrían descontrolados, de la Señorita Bridgerton en ese maldito vestido morado pastel que lo haría ponerse de rodillas en medio del salón para pedirle que acabara con él antes de que Patrick se le adelantara, de lo efímeros de sus pensamientos cada vez que se acercaba a ella.

Nadie pareció notarlo, ni la misma Sylvie mencionó algo de sus palmas sudadas mientras las limpiaba en la tela de su traje negro a medida disimulada. Se quedó al lado de su amiga, hipnotizado a su lado como una especie de decoración en el espacio a la que nadie en la conversación le prestaba atención; se quedó ahí respirando el mismo aire que la ojiazul frente a él, observando los detalles de su piel que aún seguían grabados en su memoria de la última vez que se habían visto en Clover Hill.

Las reglas de etiqueta se lo prohibían, pero solo pensaba en las secuelas del contacto físico entre ambos y cómo aquello seguía en la bóveda secreta de sus pensamientos. La misma maldita cinta de su cuello que lo idiotizaba, el mismo espacio descubierto en sus hombros y su cuello que despertaba pensamientos indecorosos incluso para el — Solo un poco de piel que inevitablemente le hacía olvidar del jade en Pekín y Lord Lester en la casa de sus amigos.

"Señorita Bridgerton" saludó, su tono serio contrastado con el de Sylvie denotaban que algo había sucedido, ¿Y cómo no? eran un tornado.

"Barón Bane."

¿Estaba molesta? Como el suyo, su tono de voz denotaba un montón de sentimientos que no supo cómo explicar — ¿Odiaba todo lo que había sucedido en Clover Hill? ¿Había leído mal la situación? Solo pensarlo fue aterrador, convencido de que tenía que pedir perdón por sus acciones que ahora con culpa se repetían en su cabeza. Era un caballero después de todo, y el enojo de Eloise no dejaba de ser como un puñal en la espalda.

Pronto lo demás pasó a segundo plano, los cumplidos de la Reina, Patrick y sus negocios, él mismo. De pronto recordó su necesidad de enmendar las cosas, de admitirle que no estaba interesado en Lady Castle si no en ella y aquellas malditas cintas en el cuello, en sus conversaciones filosóficas que incluían a Locke y libros que pensaba eran aburridos.

Sylvie a su lado hablaba y hablaba, sin embargo no lograba escuchar lo que decía en una especie de universo paralelo. Se había quedado en medio de los demás nobles mirando el piso repleto de vergüenza.

Los sentimientos hacia la dama eran mucho peores que los que había experimentado en su juventud. Antes había fantaseado con ella en el mismo Clover Hill sin atreverse a hablarle, pero ahora, ahora no podía ignorar sus sensaciones cuando se tomaban su cabeza quitándole el poder, mucho mas fuerte que cualquier otra cosa que hubiera sentido.

Las cosas sucedían demasiado lento para su gusto, las conversaciones triviales y su enojo que se notaba al intentar no mirarlo cada vez que Sylvie mencionaba algo que lo incluyera. Se quedó ahí como una especie de ente, un verdadero fantasma esperando a que algo sucediera sin saber muy bien qué exactamente.

Siempre estaba a la maldita deriva si se trataba de Eloise Bridgerton.

"Háblale" fue lo único que alcanzo a escuchar segundos luego cuando torpemente siguió los pasos de la castaña alejándose de Eloise, tan imperceptibles al decirlas en un susurro tan secreto "No dejes que piense que estas tras Olivia Castle. Háblale Val."

Tardó varios minutos antes de caer en cuenta: Su amiga lo había notado. Cayó en cuenta de su notorio interés en Eloise y lo mucho que había estado restringiéndose a si mismo, sus miradas en la boda y su actitud en la improvisada galería, lo sabía, y ahora lo incitaba a solucionar las cosas que por él mismo no podía solucionar.

Sopeso las palabras en su cabeza, y en vez de negarlas como siempre hubiera hecho aterrado de ser emparejado con una dama por su mejor amiga, esta vez asintió tratando de hacer sus palabras una idea suya.

"Necesito que me cubras" pidió luego, confirmando sus palabras "¿Puedes decir que me retiré al baño si alguien te pregunta?"

"Me ofendes," negó inmediatamente indignada "Puedo inventar una mejor excusa que solo un retrete luego de las todas las veces que he tenido que salvar tu trasero. Ahora arregla las cosas, Valentine."

Se tomó la petición demasiado personal. Pues ahí estaba, caminando del brazo de Sylvie para ver un montón de arte en el que no estaba interesado, entre esculturas de alusiones religiosas, querubines, retratos y paisajes que desconocía sin evocarle una sola sensación — No, el arte era una nimiedad para él, buscando a Eloise cada vez que se detenían a observar un cuadro nuevo.

Ocurrió como todo, de un momento a otro. Cuándo su mirada se encontró con la azul en medio de la nada. Y pudo jurar que por un instante, todo pareció detenerse en el mundo dejando atrás a la aristocracia y el resto de los ruidos solo para concentrarse en ella, en su mirada desentendida y la molestia en sus ojos sin resistirse a mirarlo tal como le pasaba a él de vez en cuando.

¿Es que acaso había una remota posibilidad de que Eloise Bridgerton al igual que él, hubiera disfrutado de su encuentro? ¿Es que acaso estaba decepcionada por lo que había visto en la estúpida feria?

Quería gritar — Decirle a la distancia que se encontraban en un solo grito que no tenía ni una sola pizca de interés en Olivia Castle, que todo como siempre giraba en torno a ella.

«Escápate conmigo.»

La mímica en sus labios pareció ser entendida por Eloise, quién inmediatamente miró hacia otro lado, tratando de disimular el sonrojo en sus mejillas al no solo ser descubierta mirándolo, si no también recibiendo un mensaje inesperado estando casi al otro extremo de la sala, entendiéndolo apenas esbozaba las palabras tan impulsivamente.

Parecía una obra del destino, eso le gustó pensar mientras, con total deliberación mantenía su vista en ella esperando algún indicio de que aceptara su propuesta.

"Debo retirarme un momento" comentó impacientemente antes de soltar el brazo de su amiga "¿Me esperas?"

La sonrisa cómplice de Sylvie fue suficiente como para que diera visto bueno, cruzando la galería sin apuro solo para atraer la atención de la Señorita Bridgerton, pasando por su lado solo para que su mano tocase fugazmente la ajena en un roce apenas perceptible, suficiente como para acelerar su corazón antes de retirarse del enorme salón custodiado.

Por un minuto completo, consideró que iba a hacer si es que decidía no seguirlo.

Metió las manos a los bolsillos en un intento de guardar la caricia en su piel, la energía transmitida en menos de un segundo saliendo a un pequeño balcón libre de guardias cerca, solo para sacar un cigarrillo del paquete que llevaba en el bolsillo de su chaqueta encendiéndolo con cuidado de pasar desapercibido.

Escondido entre medio de la enredadera que crecía pegada a los muros del palacio, se apartó del vidrio que hubiera revelado su presencia en el balcón, siendo sorprendido por el ventanal abriéndose mientras se llevaba el cigarrillo a los labios y veía el vestido lavanda a su lado, finalmente en la tan anhelada privacidad.

El silencio los embargó por unos minutos, no uno que hubiera sido incómodo, si no uno que expresaba demasiado a pesar de no haber dicho una sola palabra, fijándose en la vista que les era ofrecida a los jardines de la propiedad.

"Lo siento" susurró antes de contemplar su perfil, fumando en silencio para dejar que el humo fuera arrastrado por el viento que movía su ropa "Me he comportado como un imbécil este tiempo sin un motivo aparente, y merece algo mucho mejor que eso."

Tal vez, Eloise no esperaba que admitiera tan abiertamente su error, conteniendo la respiración al escucharlo como si el aire hubiera sido tóxico.

"No tengo una explicación para mi actitud de estos últimos días, la verdad es que le mentiría si digo que tengo algún motivo tras todo lo que ha sucedido. Venir a Londres es algo que he evitado mucho tiempo, y quería ofrecerle mis más sinceras disculpas al no solo molestarla, si no también por causarle todos esos problemas que nunca debió tener en un principio" hubo un minuto de silencio antes de soltar la verdad, arrugando la nariz como si hubiera sido un suplicio "Puede parecerle ridículo, pero la he extrañado bastante este último tiempo sin hablarle, no he conocido a muchas mujeres en mi vida que sean capaces de alejar a toda la población masculina solo por poseer un mayor índice de coeficiente intelectual, y cada conversación que mantengo con usted es cada vez, más maravillosamente inquietante."

El corazón de Eloise se ganaba con palabras, con nada más que la verdad mientras se apoyaba contra la pared admitiendo la peor de todas sus derrotas, suficiente como para hacer latir su corazón con una fuerza anormal — El semblante ajeno se suavizó al escuchar lo que decía de una manera bastante notoria, y aquello bastó para mejorar su día al punto de volverlo el mejor.

"A lo que iba con todo esto, es que me gustaría saber si estaba dispuesta a retomar aquella amistad que dejamos a mitad de camino" inquirió, jugando con el cigarrillo entre sus dedos en búsqueda de algo que calmara su ansiedad "No resistiría seguir un solo segundo mas aquí a sabiendas de que está enojada conmigo."

"No estoy molesta, Sir Bane" negó antes de cruzarse de brazos "¿No es que no quería ser un amigo? Ya le he pedido anteriormente que no juegue con mi tiempo, y no siento que lo tome en serio."

"Sería lo que me pidiera, Eloise" no lo entendía, la manera en que hubiera elegido ser un extraño incluso si así era mejor para ella "Lo que usted necesite que sea."

"Al final decidió quedarse."

"Me pidió que me quedara" se encogió de hombros con toda la obviedad del mundo "Quería quedarme por usted."

"¿Y no por el trabajo para la Condesa?" la pregunta le arrebató una sonrisa a pesar de que no hubiera querido, tenía una respuesta para todo "Parecía muy empeñado en decirle a todo el mundo que fue por unos planos que le debe a su familia."

"¿Le hubiera gustado entonces que le dijera a todo el mundo que me quedaba por usted?" preguntó alzando una ceja ante su extraño comentario "¿Hubiera preferido eso?"

"No. Pero no es necesario que me mienta, Barón Bane. No estoy interesada en esto del cortejo ni necesita impresionarme" negó sin guardarse lo que pensaba para sí misma "No diga que se ha quedado por que yo se lo pedí. Porque no me parece justo."

Dejó su cigarrillo de lado, frunciendo el ceño sin esconder la molestia que le provocaron sus palabras.

"No estoy mintiéndole, Señorita Bridgerton" se defendió inmediatamente "¿No fue usted la que me dijo que quería que me quedara en Clover Hill cuándo se lo pregunté? Podría continuar con los planos de mi tía desde París si me diera la maldita gana."

Silencio, nuevamente se encogió entre el silencio sin decir una sola palabra.

"No tengo interés en la Señorita Castle, ni tampoco en casarme esta temporada" admitió desabrochando de su nudo que ahora lo ahogaba en su garganta "Pero me interesa usted Eloise, me interesa pasar el tiempo que me permita a su lado, sin importarme la opinión de nadie en este lugar más que la suya."

"Esta es la segunda vez que me llama por mi nombre" susurró apoyando las manos en el cemento del balcón, el sol comenzaba a esconderse tras la ventana para dar paso a la atardecer, extendiendo una bonita combinación de colores en el horizonte "Me gusta cuando me llama Eloise, y no Señorita Bridgerton."

No se había dado cuenta, sin embargo aquello fue suficiente como para que alcanzara su mano entre la suya, acariciando el dorso de la misma en leves círculos que hicieron que la piel de la dama se erizara.

"Me he quedado, por que por más que intente resistirlo me gusta, Eloise" habló por lo bajo, sin desear que aquella información se filtrase hasta oídos indeseados "Me quiero quedar con usted, como un amigo, como un amante, como lo que le gustaría que fuera. Me he quedado por que la necesito, más de lo que podría imaginar."

Sus palabras cayeron como un balde de revelaciones que nadie se espero, ni siquiera el mismo, deseoso de volver el tiempo atrás para revertir sus dichos.

¿Que otra explicación podría haberle dado luego de aquellos besos en el cuello? ¿Qué otra cosa tenía sentido más que su indiscriminada locura al verla?

Ya no podía fingir que no era el mismo de cuando tenía 22 y fantaseaba en secreto. No podía fingir que su corazón se salía de su pecho cada vez que la veía, que no la deseó cada segundo en los jardines de Clover Hill.

Estar con Eloise Bridgerton no iba a hacer que su tristeza desapareciera de la nada, en realidad, no iba a hacer nada más que traer problemas.

Pero Dios santo, no podía fingir que no era algo increíble. Como un baño caliente luego de recibir un doloroso corte en la piel; similar en la manera que te deslizabas dentro del agua a sabiendas de que la herida seguiría ahí, que volvería a arder tarde o temprano a pesar de que no la sintieras — Que lo sobrevivirías.


"Quédate conmigo entonces, Val. No veo por qué habría un impedimento si ambos buscamos lo mismo."










Este era un capitulo que originalmente planeaba sacar por el cumpleaños de Marti, sin embargo al llegar el momento no había hecho las correspondientes correciones y por lo mismo, no pude subirlo cuando inicialmente quise :-(

No obstante, tarde o temprano este capitulo esta dedicado a la Sylvie de mi Val, la única escritora que podría contar la historia de Sylvie y Colin además de mi otra mitad, la marti, muchos la deben de conocer ya (especialmente por que siempre es mencionada en esta historia) pero hoy es por un motivo ultra especial que se traduce en su cumpleaños — Esta actualización rapida es gracias a ella, y merece todos los buenos deseos y el amor que puedan mandarle, gritemos en conjunto: Feliz Cumple ultra atrasado de entropy, Marti<3

En otras noticias, no se si han visto mi tablero, pero he estado divagando con iniciar nuevos proyectos este año, y desde hace un tiempo he tenido la necesidad de hacer una historia conectada a Entropy que gire en torno a Benedict, claramente no la publicaria ahora por temas de spoiler en la historia, pero me gustaría escuchar sus opiniones con respecto a eso y que les parecería extender más el universo de Unlucky Gems, yo quede loca :/ Eterno amor a Love Hounds que se viene jeje

Also, ya basta xfabor de olvidarse de votar :/// me parece una falta de respeto con la cantidad de visitas que tiene cada capitulo que se olviden </3 Votar hace que Entropy se extienda a mas personas y nada, es importante el apoyo y el amor que igualmente me motiva a seguir con todo este proyecto.

Sin nada mas que decir y manteniendo mi promesa de las actualizaciones rapidas, me despido enviandoles un besote pegajozo y con baba xx

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